"...los que se van no volverán"
La legislatura toca
a su fin y quienes administraban nuestros destinos ya hacen las
maletas a pocas semanas de las elecciones en ayuntamientos y
comunidades autónomas. Algunos que tenían plazo de caducidad ya
tiene planes para su futuro que es presente. Otros-la mayoría-
deberán seguir pegados al terruño en los lares de donde partieron
un día para representar los intereses de Asturias. Es el éxodo
convenido, un contrato indefinido con fecha de caducidad que toca a
su fin.
Lo cantaba Mochi
aquel cantante melódico que apreció en escena en los tardo sesenta
en las boites y primeras discotecas cuando se anunciaba un periodo
agotado el del franquismo que sin darnos cuenta apenas dio paso a la
transición malograda, un asunto aquel al que tantos se apuntan: “Yo
también estuve allí” dicen, acaso para hallar acomodo en un nuevo
tiempo que nos devenía.
De aquel Mochi de entrecanalillo peludo a esta versión de anciano prematuro va lo que media medio siglo: "Los que se van no volvieron ya !jamás!"
Con aquella canción
marchosa se despedían los fines de fiesta que eran de semana en las
discotecas del país, cuando no, al son de las rumbas de Peret y de
los pantalones de campana de Las Grecas, dos gitanas entrevenadas, a
medias, que entonaban cantos de despedida cuando aún no habían
llegado -estas de jornada- cuando el Bambino ponía su duende de
falso flamenco en las principales discotecas que apenas acababan de
nacer:
“Los que se van,
no volverán, los que se fueron no querían marchar, los que se van
no volverán” maldito estribillo que nos enviaba para casa, cuando
asomaban las primeras luces de un nuevo amanecer. El que traía
aquel joven de rostro airado y resuelto cuando con cuatro acordes
vino desde su Xátiva-Valencia- natal hasta la city iba hacia la
ciudad de Barcelona a bordo de una Vespa, peleando contra “Al Vent”
El- Sidro- siempre incombustible, tendrá a su disposición un currunchito en Palacio,como para entretener las mañanas y los cotilleos políticos. porque ¿a ver:quien lu va a echar?
Estos prebostes con
los heraldos negros en retirada forzada, los que se baten con denudo
para no dejar el-los- despachos, allí donde tienes sirvientes
universitarios que les atienden su agenda cargada de viajes y
encuentros. Solo uno “de la casa” no se irá, porque le pertenece
un “curruncho” en ese caserón de La Junta: Isidro Fernández
Rozada, el sidrín de la Nemesia, Sidro el de los bolos” quien
sigue pateando esos pasillos bajo los que se esconden secretos
inconfesables en las comisiones. No se como asumirán ese nuevo día
que amanece, donde habrán de batir el cobre para sus vidas en otras
estancias.
En el fondo de esta
mañana lluviosa que se niega a dar paso a la primavera que ya habita
en la hora biológica resuenan las “campanines de mió aldea”
porque el tiempo no pasa, se captura. Esos sones que nunca deben
dejar de sonar aún cuando el pescador de madrugada captura el
campanu anuncian la buena nueva Este son totémico de les campanines
de la capilla del pueblo ya no suenan a captura del emblemático pez
del desove asturiano, suenen por los que se van, porque casi seguro
que no volverán a ocupar las poltronas que dejan vacías.
Esas campanadas del amanecer de nuestras vidas que no sabe bien si tocan misa o a muerto.
“Los que se van”
no quieren hacerlo “ni a tiros” cuando ya pican otros a las
puertas de un nuevo amanecer. Otros personajes que desconocemos, pero
ellos nos conocen bien. Los llaman “emergentes” La mayoría de
ellos no habían nacido cuando nos dimos una democracia cojicorta,
como para ir tirando y sacar pecho ante la vieja Europa que ya
debatía esta forma de gobierno.
Yo fui testigo de
ello, aquella noche que cantaba a principios de los setenta en una
carpa de Namur- Belgica- Aquella jornada “le flicks”- policía
antidisturbios fancesa- se batieron a fondo contra los antisistema
cuando en este país aún no se había instaurado la democracia. Allí
jóvenes airados que ahora están en la jubilación forzada, me
traducían en el escenario los poemas que yo cantaba de Gabriel
Celaya, Cesar Vallejo o Blas de Otero o Camin. Era como ahora, pero
40 años atrás o más.
Este binomio posible de Javier y Cherines, ya busca sinergias para conducir, una vez más, los destinos de una región que se resquebraja.
Javier Fernández
del PSOE que sigue o por unos días más de Presidente, saca su
batería pesada y como su ¿adversaria? Cherines del PP echan los
dados al aire para sacar de las entretelas militantes y no, lo que
les queda en la recamara donde figuran los nombres de quienes
participarán en su equipo. Esto antes de que alguno de ellos
gobierne. Porque pudiera ser que no. Eso si Emilio León que será el
candidato de Podemos no da la ¿sorpresa? Que anda de fichajes de
última hora y estos días conoceremos al igual que el resto quienes
irán definitivamente en las listas respectivas.
Ayer conocí uno de
la trouppe de Podemos,un joven filólogo que esta ya en la labor de
darse a conocer por barrios y AAVVs. Se llama Marcelo y ayer daba
litragos a una “Tocha” de las que expende el Bar Campa.
El regidor carbayón no quiere pisar por lo mexao ni las vomitonas que se mancha los "armanis"
Allí
donde el alcalde de Oviedo Agustín Iglesias Caunedo no quiere pisar
por temor a manchase los zapatos. ”El Antiguo” porque huele a
mexu y vomitona y el, que quiere una ciudad más sexy, acaso sin
saber que huele también el mexu pero a colonia Armani sin destetar.
Los que se van y de
los que algo sabemos dejan la cátedra bien atendida. Este es el caso
de Chano Torre, el maestro de San Martín que deja bien “colocado”
al fiu en las JJSS nacionales, ese lugar que en la anteguerra ocupara
el mismísimo Santiago Carrillo, antes de que se dejara cortejar por
la URSS de Stalin y recrearan el PC español, un partido que ahora se
debate en retirada “honrosa” como en aquel paso quijotesco antes
de que los antropólogos descubrieron los restos que al parecer
pertenecen de Cervantes. Recomiendo a sus señorías que antes de
irse se relean la genial obra cervantina que para algunas cosas
ilustra mucho sobre lo pasado efímero.
" os lo advierto: voy volver con renovados bríos": Villa se someterá a una operación en el cerebro. Entonces puede que sepamos más cosas de ese otro lugar oculto de su vida.
Aquí nos queda el
lastre: caguenmimanto” en portafolios que no contienen sino nada
más que unas declaraciones sin cifras ni fechas en el cajón del
olvido donde no se guarda nada de la Comisión del “caso Villa”
cuando este se prepara para una operación en el cerebro en Houston o
por ahí y piede que de esta forma algún día recupere la memoria
perdida en la batalla y conozcamos al fin el epílogo de este
culebrón. Las señorías que aun quedan la han “cagado” bien que
hasta ellos mismos lo reconocen. Tiempo perdido para mí en esos días
de tantos olvidos en el ala izquierda del caserón de Fruela.
A las puertas donde
antes ladraban los perrinos que dijera el comunicólogo y unos se
van por las buenas y otros de mala manera. Como es el caso de Jaime
Reinares quien, al parecer, siente nostalgia del cargo, pues se le ve
a menudo pateandeo la calle cerca del edificio consistorial. Más una
nueva vida emerge y en estos casos conviene estar al loro que los
“guajes”- con perdón- nos salen contestatarios y no admiten más
fallos que los de los charcos de los baldosines de las aceras.
El-Rajoy- cuando se va de campaña no se corta un pelo: "vamos acabar con el paro" vino a decir y de seguido declara:" la próxima legislatura tendremos 20 millones de trabajadores" Eso si gana; claro.
Michel, aquel
cantante de pelillos asomando por el canalillo del torso, era quien
traía los recuerdos de un tiempo que pedía recambio como el
pregonero del pueblo que conoce lo que va a suceder antes de que
acontezca, como para adelantarse. Allá o lejos en la antigua
Tartesia, donde aún queda pendiente la revolución de los claveles
de primavera el “gran Rajoy” –que chulo le veo-tira palante y
promete pleno empleo para la nueva frontera de su mandato- ¡!!! 20
millones de puestos- si le conceden el beneficio de la duda.
En aquellos barcos que parecían chalanos, fueron y vinieron muchas esperanzas para traer lo mejor para su pueblo. La otra cultura de indianos que aun perdura en nuestras conciencias
Pero los
que se van no tendrán retorno para sus vidas, como nuestros
emigrantes del XIX que venían algunos, los más, pobres como ratas y
solo algunos indianos traían dinero a espuertas para fundar una
escuela o construir un palacete modernista o rococó según los
gustos y casos a las puertas de la aldea de la que se fueron cuando
resonaban les “campanines de la aldea”.
“Ay Velino, que
vieyu tas” me dice mi sosías, Pepe “el catedralu” a las
puertas de su centenario. El me vio nacer entre serrín, garlopas y
serrones en aquel taller de sobrevivencia, regido por el viejo
republicano, de los del monte que fue mi viejo.
Con mi sosías Pepe mantengo unas cuitas imposibles. El que me vio nacer. "Ya eras un guaje inquietu que embadurnaba mis trabajos con signos y letras. Tenias madera de periodista" dice.
La edad no perdona
Pepe: Anda, vamos a degustar unos callos a Entrerríos allí donde di
los primeros pasos con el Rayas en la mano. Mientras ellos se van con
lo puesto y los deberes inacabados, esos conmilitones a los pedí
árnica para grabar un disco sobre la minería o lo que queda de ella
que fenece paso a paso, sin apenas enterarnos. Puede que antes de
irse con sus maletas, esa joven destetada del mayo francés de
mirada turbia, aviesa y melena blanca se digne a atenderme.
Velino con el maestro "El presi" quien un dia se subió al escenario para apoyarle. El Presi cantó como nadie al esencial de los que se iban pero retornaban con fortuna y sin ella.
“Los que se van”
puede que acaso me vaya con ellos cuando me hace mejor para la salud
los baños mediterráneos y el sol donde se aprecian mejor mis
trinos: “yo me iré con mi destino allá donde el sol se pierde,
tal vez alguno se acuerde que un día aquí cantó Velino”.
Parafraseando de los despojos que nos quedan del poeta pampero como
para decirles en versión de Mochi: “los que se van no volverán”
acaso cuando la mayoría, no querían irse así, por las buenas.
Mas es señal de vida que también es muerte.
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