domingo, 29 de diciembre de 2013

EL PAPA BENDICE UBI ET ORBI A RITMO DE TANGO

 "el Papa lunfardo,uno de la quinta y el tango"


Calle arriba le vi venir con el paso cansado, rengo, vencido, acaso por los años y desengaños  los amores y las tristezas que nos da la vida. Fue de mi quinta y aun lo es. Su nombre es lo de menos pero lo conocemos por: Ramón.
Y me viene a ahora a la memoria aquellos otros años de mi infancia cuando contemplaba fascinado como danzaban mis padres, en la vereda a los sones de los tangos de Arolas y de Greco-¡ay master! de los “carlitos” de La Púa y el “zorzal criollo” siempre Gardel,  ese que se me aparece por las tardes bajo los soportales del Fontán, con un guiño en el ojo izquierdo: “no sos mi voz, pero tenés, el  estilo” guiña el ojo y se va cuando la noche acontece.
Pues este rengo acude a su encuentro con la vida con las sienes plateadas como aquel tango de mi secreto conocido: Carlos Gardel, cuando entonaba- nadie lo hizo ¡jamás! como el- aquello de “Volver con la frente marchita…” del peso de los años.
Puede que nunca haya leído mi viejo amigo, a Jorge Luis Borges, otro tanguero como este Velino que despierta la madrugada para llevarles un texto caliente en “Velino al día” que para el fue y es; madrugada.
Yo me adentré en le tango en aquellos años de mi infancia, fascinado por los bailes que se hacían en mi pueblo por las fiestas, donde las orquestas llevaban nombres exóticos: Marimbas Punto Azul, la Leddy… Donde Pepito Suárez y el trompetista Verdín, hacían virguerías como los instrumentos y la voz imitando lo que se traía: Aquellos  tangos y el queso y la carne enlatada que nos mandaban  para los niños del “estraperlo” Perón y Evita.
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Ahora quiero cantar para SS el Papa, argentino del puro Buenos Aires, un porteño este Francisco- que nombre quiso para su entronización al frente de la Iglesia Católica el del otro santo il poverello que tanto amo.
Se lo dije al arzobispo de mi ciudad: “Monseñor Sanz, quiero cantar para el Papa” eludió el paso y salió por una “milonga” que es canto primigenio que dio origen al tango. Acaso reflexione y me eche una mano. “un día le llevamos la Sinfónica” dijo y es que me hizo una finta a lo Messi.  Lo que le pido es otra cosa Monseñor. Cantar de pobres para pobres, como a el le gusta definirse. Porque la Iglesia de Pedro lo fue en sus orígenes y este Francisco quiere devolverla a ellos, sin aspavientos, como buen porteño en sus orígenes.
Aquel mozo del reemplazo del 68/69 se acerca a mi para darme un abrazo, recordando nuestros tiempos mozos, cuando el se pasada de día en día por el calabozo, porque era rebelde como yo, aun lo somos ambos. “Veli ¿recuerdas aquellos años que escapábamos del cuartel -del Milán- para comer algo con nuestros padres y me encarcelaban por eso?”. Como no recordarlo Ramón y  cuando pintabas y repintabas y escayolabas los cielos rasos del Regimiento y del bar de oficiales.
Soy todo oídos para este camarada de mili.
Pero a continuación me habla del presente, tan rabioso, tan cainita de nuestra ciudad de Oviedo. “Ando mal, entre médicos todo el día, pero resisto como puedo y el Señor no quiere llevarme con el, cuando tan poca “guerra” puedo dar. Y… ¿a ti como te va viejo amigo?”. Tirando paisano, tirando. Pegado a un ordenador para decir cuatro cosa que el tiempo no me permitió. Divorciado y varios hijos.”Lo que corresponde” me dice en un gesto filosófico que siempre tuvo.

¡Ah! el tango donde mecer mis desengaños como en aquellos versos enamorados de Carlitos, en el  regreso en el barco que siempre nos devuelve al sinsentido de lo que fueron nuestras vidas. Con en el juntos “adivinamos” el parpadeo de estas otras luces las que colocó por Navidad el ayuntamiento, esas luces que a lo cerca, van marcando nuestro retorno. Siempre devolviéndonos al primer amor, los primeros besos, los juegos del despertar de la infancia.
Aquellos primeros bares de mujeres, donde las expertas  coimas nos enseñaron como hacer el amor. Recuerdo en especial a una de ellas que acudía a diario al bareto donde yo cantaba en Cimadevilla de Gijón. Ella sin querer, me  enseñó algo de la vida, del amor y los desengaños.”Cuando tengas tu propia mujer, deberá comportarse sexualmente como haría  una como nosotras, sino acaso nos vendrás a buscar un día”.
Sabio consejo que no seguí hasta bien entrados los años, cuando ya era tarde para el amor “sin darme cuenta que estaba ya viejo para querer” como termina otro tango que no puedo entonar sin que por los parpados me “piante un lagrimón”.
Aquella madre que tanto me quiso y a la que cada noche invoco, que bien que bailaba ese ritmo agarrao, sacado de los tendejones del puerto de la Boca, donde los verduleros, del mercado  y los matarifes, jugaban a compadritos bajo la atenta mirada de un genio de las letras: mi master Jorge Luis Borges.
Templo las cuerdas de mi “viola” y en su honor les dejo esta Veliniana en mi blog. Feliz año compañeros amigos del facebú. Así le hubiera gustado decir al viejo y ciego que no conoció este milagro de milagros que es la red y me inspira cada escrito-Velino al día- el que hoy comparto, ca

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