jueves, 7 de agosto de 2014

THE IS THE END


"THE IST THE END"

Hoy se cumplen 43 años de la muerte por sobredosis en París de Jim Morrison, líder del mítico grupo The Doors. Sus canciones han marcado la vida de varias generaciones de jóvenes de todo el mundo.

Aquel fatídico día de agosto del 71, cuando se conoció la noticia, yo entonaba una de las canciones de The Doors "The end", en un bailongo de la época llamado "Pista Linares" de El Entrego. A todos nos conmocionó el anuncio. La noticia escueta decía ese día que el líder de The Doors había muerte en "extrañas circunstancias"-como se decía entonces- en la habitación de un hotel de París. En realidad fallecía de una sobredosis de heroína.
Fallecía y se daba paso a la leyenda de un mito que aun hoy perdura para miles de jóvenes de todo el mundo. Las canciones de The Doors como la mítica "The is the end" siguen acompañándonos, entonadas por otras voces en miles de lugares donde hay una escenario para el rock, la protesta, el testimonio de una época.
 
El-Morrison- en realidad no ha muerto solo nos dijo "hasta luego colegas" y The Doors con trasfondo de un tiempo de lucha por lo de siempre, el mantra de : las libertades imposibles.

La droga dejaba un muerto a sus espaldas,uno que era uno más en el ambiente del rock. Esa canción que fue soporte para varias generaciones salía esa tarde/noche de los sones de mi guitarra, entonada en versión chapurreada,porque los jóvenes de aquella pocos sabíamos ingles,pero lo intuíamos. Ellos- The Doors -como recién llegados de aquel mítico concierto que reunió a los mejores del gremio en otro mítico escenario: Wostock.

hippie
En Woostock se incendio la llama más hermosa,la  del rock y las libertades en versión musical.

Aquel día en un farm del medio oeste, quedaría marcada en el relato de On the rock "En el camino" obra del genial escritor Jack Keruac que fue quien mejor relató una generación de jóvenes marcados por la droga y guerra de Viet Nam. Precisamente esta canción"The ist the end" fue la elegida para dar soporte sonoro al extraordinario film de Francis Ford Coppola: "Apocalipsis Now" tantas veces repuesta en el ultimo casi medio siglo. 
Con Morrison se iba la esperanza de un pueblo, una voz que nació de ese germen y quedo truncada en esa fecha del calendario.

Aqu en el cemeyerio de Pére-Ladrace de Paris dejó escrita su penúltima canción.Droga,carretera y mucho rock and roll, en versión vinilo. Aquel año del setenta y uno del pasado siglo mi mujer se encontraba embarazada y meses después nacía mi primera hija, cuando Morrison ya descansaba en el cementerio de Pére- Ladrace, cerca de Montparnasse de Paris. Sus restos reposan en una tumba próxima a la del poeta peruano Cesar Vallejo, un vate enmorado de la ciudad luz que dejó escrito en bellos poemas premonitorios de su vida y muerte. 
Como el que yo incluí en mi primer disco titulado"Piedra negra sobre piedra blanca" con estrofas tan hermosas como esta: "...me moriré en Pars con aguacero..." tal cual falleció el poeta de "Masa"que se inició en los campos de la muerte de la Guerra Civil Española.
Asistíamos al principio del fin en versión inglesa con los Doors, aquellos que incitaban a la juventud a que viniera a su lado entre el fuego de sus canciones- Comon baby love mi fire". Más como dicen los expertos del lenguaje, a esa edad los muertos se quedan muy hermosos.
Eso cuando se cambiaba del b/n al color en las pantallas de los incipientes televisores en aquella España del blanco y negro, de tantos años del tardo franquismo.

rockLos Beatles en la india,set de fotos.
Ellos, los Beatles, iban más lejos acaso para rencontrase con su canciones en otro lugar, el paraíso del LSD

Morrison se moría de sobredosis cuando los chicos de Liverpool, es decir los Beatles, descubrian el LSD en sus viajes a la India e imponían su "marca" en una España que vivía inmersa en el  desarrollismo político marcado por los"guros" ministros del Opus Dei.
Poco han cambiado las cosas cuando han transcurrido más de 40 años de lo sucedido en aquel triste y oscuro apartamento de París. Muchos de aquellos acaso más prevenidos resisten. Con Morrison se fueron algunos supervivientes del mítico Wostoock  a la par entre otros el guitarrista Jinmi Hendricks al que acompañó la fatídica droga junto a Janis Joplin, la voz acatarrada de un tiempo de protestas y esperanzas vanas.
Con tantos muertos a nuestras espaldas reviven cada temporada ,los Rolling Stones para poner de manifiesto en esa canción símbolo de generaciones en el paso de la "Route 66" donde conviven aún  el peyote y los poemas perdidos, a medio plazo entre  "en el camino" la ruta que marcó el libro homónimo de Jack Kerouc.Eramos unos adolescentes inconscientes a medio destetar por un estimulador que sigue entre nosotros con tantas bajas.
Festival
Aquellos de Woostock, eran la juventud y la belleza personificada en un amor perpetuo, carnal y espiritual.

Más ni Morrison ni Hendricks, ni Joplin ni Vallejo...  ni tantos otros,han muerto. Sus poemas y sus canciones perviven entre nosotros interpretados por otras voces, otras guitarras, otros sentimientos y tornan cual bomerangs al mismo lugar en el que fueran creados. Unidos ahora al paro, la marginación, proscritos el el aire por algunos de aquellos jóvenes hoy en versión yuppy que posan fieramente ante vida en fotocolor, pero que no guardan un rincón para la poesía a tiempo,un canto.
hippie
En estas guaguas convivían las familias de aquellos años de "hippies"

Hoy veneran a The Doors una nueva generación de jóvenes no natos en aquel óbito que marcó el paso de la historia con aquella canción"Thist the end"que también marcó un hito en el celuloide al ser elegida de soporte para el film "Apocalyse Now" de otro joven realizador de la época, el genial Francis Ford Copola.
Apocalypse Now : Foto Francis Ford Coppola, Robert Duvall
A los jóvenes militares de Viet Nam les gustaba el olor del napalm de madrugada mientras hacían surf antes de la batalla

Cuando la guerra del Viet Nam se recrudecía en los campos de arroz, cientos de miles de jóvenes de todo el mundo que hoy pertenecen a la tercera edad se manifestaban por las calles y plazas de todo el mundo y en España, donde se confuundían sus gritos a golpe de matracas de los grises con reivindicaciones de libertad para presos y la consiguiente amnistía. 
Pasada esa cuarentena de años, la vida no parece haber cambiado mucho desde aquella noche de autos.Los avances experimentados no dejan de enmascarar lo que les sucede a estas generaciones de jóvenes quienes entonan su particular "The end", es decir; el principio del fin, y vuelta a empzar.
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Aquellos jóvenes de los años setenta protestaban por lo que sucedía a miles de kilómetros de aquí.

En España solo la irrupción en la vida pública de la opción Podemos parece dar un giro en nuestra tradicional abulia política, estos últimos años. En la esperanza de que algo cambie desde aquellos años del rock and roll. Desde aquel París donde falleció Morrisón,cuando se acallaron las matracas y se entonó el canto del cisne en su penúltimo canto marcado por la droga. 


Andaba por Suecia, donde un hombre, Olof Palme, portaba una hucha,mientras cantábamos  por las calles en contra de la guerra.

Con su  muerte se filmaba el último plano de un film, de una Con su muerte se película imposible, malograda. Esos gritos salidos de una garganta aguardentosa se confunden con los ecos del penúltimo intento revolucionario que ya salía camino del cementerio acompañando al genial compositor.
 Asistimos ahora al penúltimo intento de fusión que reclama una izquierda trasnochada,perdida en el camino y mediatizada por el capital. Un circulo que cierra nuestras vidas ante la fuerza del vil metal. Más puede que esa llamada llegue tarde como el grito desesperado en aquella tarde de hotel, cuando Jim Morrison quiso aferrase a la vida porque esto era: "The ist the end" el fin.
     

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