"LA LEYENDA Rural DEL "CAPADOR"
Cuarenta años después
de la transición y el desarrollismo franquista el país aún no ha digerido la filosofía
impuesta por los ministros del anterior régimen y el poder los banqueros.
Sumidos en un océano de dudas asistimos al penúltimo intento de que pueblo tome
cartas en el asunto.
Aún seguimos
preguntándonos de manera inexorable: ¿Quiénes son ellos para manejar nuestras
vidas y destinos?
![](http://www.tierradelpan.com/img/tradiciones/resmaxima/matanza10.jpg)
Un rito que tiene mucho que ver con nuestras vidas y costumbres en la España de postguerra. La leyenda del "capador" y el matarife.
Y así nace y se
desarrolla “La leyenda del capador” aquel personaje mítico e indispensable para
las tareas domésticas, un personaje entre sinistro y necesario que cruzaba la tarde por la taberna del pueblo entre ufano y
mandón a la espera de entrar en la “corte” para operar en la cirugía para que
estaba preparado: Capar al gorrino, con la esperanza de que este engorde y
crezca más vigoroso y luzca sus mejores carnes hacia su destino final de la matanza, el “san martín”.
Para los aldeanos suponía todo un espectáculo
verlo regresar por el otoño, circulando siniestro por las aldeas y quintanas, casi siempre al
atardecer con sus trastos de capar en una bolsa y una colilla entre los labios.
![](http://www.madridejos.net/Etnologia/matanza.jpg)
![](http://www.foroporlamemoria.info/documentos/2005/img/familiademocrata_enero2005/292.jpg)
La matanza y el "desarrollismo"inseparables en la España de la "hambruna".
Antes de entrar en
acción como presintiendo su presencia, el cerdo y por toda la quintana se oían los
gritos lastimeros del animal, cuando el capador pre inicia su faena. Para lo
más pequeños este ritual popular, constituía
un espectáculo inolvidable que nadie quería perderse.
![](http://www.tierradelpan.com/img/tradiciones/resmaxima/matanza17.jpg)
El producto del mondongo encapsulado en morcillas y chorizos preparados para la curación.
La destreza del capador
y sus cuchillas, suponía apuestas entre los vecinos ya que cada cual tenía su
ídolo entre los especialistas en cortar los “cojones” del animal. El cerdo es para
los aldeanos despasado siglo, un animal
totémica que causa admiración entre las gentes y el ritual para el sacrifico
que parece ser el lugar que ocupa en nuestras particular dieta para extraer de su cuerpo los lustrosos jamones,
tocinos y mondongo antes de que llegue el día más esperado por todos :La
matanza.
![](http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/c/ce/COA_Spain_under_Franco_1938_1945_bureaucratic_version.svg/594px-COA_Spain_under_Franco_1938_1945_bureaucratic_version.svg.png)
Esta era la marca "Espàña" en aquellos años del desarrollismo el hambre y el marrano presto para el sacrificio.
Tanto espectáculo no
dejaba indiferentes a ricos y pobres y en el participa todos en comunión
solidaria, en sextaferia popular. Ya de madrugada como anunciando su muerte
chilla en el corral el animal destinado a este fin. En un lugar apartado del patio
de la vecindad se prepara un bidón de deshecho con la hoja de lata preparada al
efecto. Uno de los ayudantes de matarife, generalmente vecino del pueblo, no
olvidará reservar un corte de “adobo” para el capador con contraprestación por
su servicio, mientras enciende el fuego de madera de roble bajo el bidón
cargado de agua. Todo preparado pues para una vez en ebullición el agua poder
ahumar las morcillas y chorizos en la trastienda del galpón.
![gorrino.jpg (22693 bytes)](http://www.madridejos.net/Etnologia/gorrino.jpg)
![](http://www.madridejos.net/Etnologia/lucichorizos.jpg)
![Información y álbumes de fotos de la Matanza del Gorrino](http://lh3.ggpht.com/_Gc5MBJ-Bk3Q/S5Qj8OkeU6I/AAAAAAAAAow/T2pMYPUctwE/museomatanza2009peque.jpg)
Estampas de un tiempo que se fue hacia otros lugares donde el gorrino da de comer al pueblo.
En un aparte de la
corte donde será colgada la res tras el sacrificio, el gorrino aun exangüe
protesta contra los protagonistas de la matanza, mientras estos toman café de
pucho con “pin garatas” de anís y coñá o ambas cosas mezcladas al gusto del
interviniente. Una última chupada al “pucho” del cigarro y el espectáculo
anuncia con esta sesión, la llegada del otoño, cuando las primeras nieves
aparecen en las cumbres de los picos,
con su manto blanco, aportando el frío indispensable para curar “curar”
debidamente los embutidos que salen de la manguera donde laboran las mujeres el
mondongo. El gorrino ya está presto para el despiece.
Ya el especialista da
la última prueba a los cuchillos antes de comenzar la faena. Los mas diestros
acuden a la pocilga donde entre grandes alaridos el anima se niega a abandonar
el habitáculo porque sabe o intuye que está próximo su fin.
Una suerte de muerte
anunciada que a unos distrae y a la mayoría ven en ella el necesario alimento
para todo el año.
![Familia de Martín Yuste - álbumes de fotos de la Matanza del Gorrino](http://www.madridejos.net/albumes/miniaturas/logo_matanza_martin.jpg)
Esta representación celebrada en el pueblo manchego de Madridejos, deja bien a las claras como se celebraba la faena.
En un aparte del
corral se prepara la “masera” donde se desangrara convenientemente al animal antes
de colgarlo por las patas traseras en las vigas de la corte. Comienza el
despiece del interior del cuerpo de la bestia. Allí las mujeres maceran el
revuelto de sangre para añadir al mondongo. Somos por tanto un país de matanza
cuando en otras latitudes esta prohibida esta liturgia, porque simplemente no
comen carne del “jalufo”. Eso nos separa y acaso no otra cosa de árabes y magrebíes. Aquí se “capa” al gorrino para que engorde, allí se “capa” al hombre para que
se prolongue su pene y así de más placer a la hembra.
![con Kubala](http://xjmserrat.com/wp-content/uploads/2010/09/con-Kubala.jpg)
El, Serrat, cantó como nadie lo de "capar al cochino para que engorde"lo celebra con nuestro admirado común : el Kubala.
Una lección de vida pues que es la muerte y la cohexistencia. Mi admirado amigo y
colega el Serrat, lo dice en palabras escogidas y escondidas de su
repertorio:”!Ay! utopía, cabalgadura, que nos vuelve gigantes en miniatura”
Mucha filosofía popular encierran estas
palabras vertidas al socaire de canciones y melodía que inundan los diales de
las emisoras de radio.
Cuando de lo que se
trata aquí es de “capar” al gorrino para que engorde y esa faena solo la puede hacer “como es
debido” un especialista: el “capador” que regresa a su casa al anochecer una
vez cumplida su faena con más vino de la cuenta a su heredad satisfecho del
deber cumplido, silbando una canción.
![](https://lh6.googleusercontent.com/-AjDTADq1zKc/SUQ_V78KSLI/AAAAAAAABo0/0drZpWaYWpU/s387/m103.jpg)
Ellos; los matarifes, eran los más diestros en el manejo de los cuchillos listos para la matanza.
En este país siempre
hemos “capado” al gorrino para darle engorde y subir en la estima y el precio a
este animal que ha convivido entre pocilgas nuestra propia vida y aventura
vital que se hace historia en la aldea. Este mondongo dio de comer a
generaciones enteras de españoles entre estraperlos y planes de racionamiento.
“El hombre por el hambre salvaje envilecido, brutalmente explotado y el cerdo
presto para el cocido de morcillas chorizos, costillas y jamones. Un rito tan
español como el sol y los toros, en un ritual morboso y necesario y muchas
veces simplemente por el placer de darle caza al animal.
“El capador”
simplemente era un oficio más, profesional y necesario para las necesidades de los
aldeanos que criaban estos animales para el engorde y posterior sacrificio. Ya
cuelgan sus restos en el corralón. Ahora que los americanos y europeos del
norte han comenzado a apreciar estas carnes sabrosas para surtir sus barbacoas,
no sin antes tomarse una tapita de jamón
de bellota, lustrada con aceite de arbequina.
![](https://sites.google.com/a/lamerceonline.com/parapa/_/rsrc/1213208541716/la-escuela-de-anta%C3%B1o/castigos.jpg)
El cerdo básico en el menú de los españoles de la postguerra y aquellas escuelas donde aprendimos a recoger los sobrantes de la matanza y mitigar la hambruna
Así era nuestra España, nuestra, donde los paisanos vestidos de domingo
con alpargatas tintadas de “blancoespaña” donde ya no pueden organizar las
populares matanzas porque la autoridad lo prohíbe. Serán los fríos e
insensibles mataderos profesionales los que se encarguen de este ritual
aplicando electrodos al animal hasta que este caiga rendido entre sollozos en
el duro asfalto del matadero.
Aprendamos pues de
este ejemplo de vida y muerte, cuando se nos exige para entrar en la lección de
vida, cuando desde el poder se vigila al aldeano para cumplir con el ritual de
vida y muerte.
Estas y otras costumbres de mi niñez compartida me cuentan esti paisanu: Pepe el "marmolista" y mi alter ego: Al Serrat. Sabiduría y etnografía popular de una misma tacada.
“Recuerdas Velino
cuando todo era un festín el día de matanza. Los guajes como tu merodeaban por
la cuadra para ver si soltaban algún excedentes económico los paisanos incursos
en faena y poder comprar golosinas en el bar mixto del pueblo”me comenta Pepe el marmolista que ayudó muchas veces al ritual. Mientras y a prudente distancia, como para no salpicarse con la sangre del gorrino,
los más pudientes observan la escena anotando en un viejo papel de libreta
cuento de lo que van a percibir por la venta del mondongo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikXZQ71b8WDg6pzi88l29tMg1IMZ8S95U0hoy48aLKHHDx844MBXhggk8H9_bgwEYgMFz8LCuZsdxv37nRj41JJlmBxeQw9F-a8KQvr5UIqcvwizpHvicEnrOZ-GsMYGd0ZjvcJUB5liwn/s1600/Cuchil-Capador.jpg)
![Modesto Pérez, junto al molino harinero que instaló en Meredo.](http://fotos01.lne.es/fotos/noticias/318x200/2011-10-18_IMG_2011-10-11_01.46.37__7260038.jpg)
útiles para el buen "capador". Modesto, vecino del pueblo de Meredo fue de los mejores después instaló un mazo molinero en su heredad.
A lo lejos se difumina la figura del “capador, intermediario entre
estas suerte de muerte y vida del animal sacrificado en la heredad.
Galopando
en su destino se ve alejarse a lomos de un caballo bayo, impasible y soñador ***artículo homenaje al "Museo de la matanza" del pueblo manchego de Madridejos con la figura imprescindible del "capador"
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