lunes, 19 de enero de 2015

EL MERCADO DE "LAS PULGAS" OVETENSE



UN MERCADO QUE RENACE DE SUS CENIZAS.

Al finalizar el mercado del domingo del Campillín, decenas de personas salen a la rebusca de prendas y objetos abandonados por los vendedores tras la jornada.


Así, esparcidas por el suelo quedan algunas prendas de vestir y otros objetos abandonados por los feriantes tras una dura jornada en El Campillín.


Feriantes de diversa procedencia se dan cita desde que amanece en este lugar, un verdadero santuario para vender pret a porter a bajo precio.
Cuando la  jornada de mercado acaba grupos de personas participan en esta especie de "rebusca" de objetos y prendas antes de que haga acto de presencia del camión de la basura. Para buscar entre los efectos dejados por los expositores, generalmente comerciantes de procedencia del Este y de otros países africanos para tratar de hallar entre lo dejado por el suelo los mercaderes entre la especie de calles de puestos de mercado donde se sitúa el del Campillin.

Eso ocurre a partir de las tres de la tarde antes de que los camiones destinados a la recogida de basura hagan su presencia en ese lugar donde un domingo tras otro se dan cita los mercaderes seu clandestinos de prendas de ocasión, algunas de cuyos puestos pueden competir con el comercio local en un tráfago constante que no deja indiferente a los vecinos que vienen y van camino del mercado del Fontán.
Algunos de los feriantes y chamarileros quienes ya están allí desde primeras horas de la mañana para elegir el mejor lugar donde depositar sus mercancías en las que se puede encontrar casi de todo una mañana cualquiera de domingo. El mercado de "los rumanos" como también se le conoce esta fuertemente vigilado por la Policía Local y las transaciones comerciales aportan una economía sumergida de miles de euros. Más llegadas las tres de la tarde y tras recoger el genero, el  sobrante queda esparcido por el suelo donde se pueden ver algunos objetos y prendas de vestir.

Ellas son quienes mejor conocen el lugar y la hora para rebuscar entre lo que queda tras abandonarlo en el mercado.

Es entonces cuando personas de toda condición incluida la  jet set local, acude al lugar para coger algunas de las prendas que son abandonadas por los mercaderes. Esta "rebusca" concentra gran número de personas de toda edad y condición. Una vez allí se disputan algunos de los objetos y prendas de vestir dejados por los feriantes. En realidad es otro sub mercado este de superocasión antes de que los camiones de la basura hagan presencia.
Una forma de conseguir una prenda de vestir de máxima ocasión donde son muchos los que revuelven de entre los expositores abandonados para elegir la suya. Parece una rareza que muchos de los que allí se dan cita al finalizar el mercado sean gentes de clase media y aun más de alta para participar en este submercado  que tiene su sitio en el parque de El Campillin.

La "rebusca" concentra a muchas personas tras cerrase el mercado del Campillín. Una solución para cuando la crisis aprieta.
"La necesidad obliga" me dice una señora de cierta edad. A su lado otra persona mayor muy bien vestida lo corrobora. "Para que dejarlo ahí tirado por el suelo, cuando podemos hacernos con algo que puede ser de interés personal o para la casa" El mercado cierra sus calles y puestos y los expositores regresan a sus casas después del largo día en el lugar. Algunos feriantes llevan un termo con café cuando el invierno se hace duro como es en esta jornada.

Las jóvenes féminas son expertas en elegir prendas en el mercado,pero si llega la ocasión recogen lo que queda tirado por el suelo tras la jornada.
La crisis aprieta y ya vale todo. Como no el acudir a esa especie de basurero ciudadano. Cuando la jornada se acaba,quedan esparcidos por el suelo muchas cosas que se pueden ver mojados por la lluvia. Cds, camisas y camisetas y prendas de vestir de señora y caballero.
"Algunos feriantes lo dejan aquí porque ven que esta estropeado, pero aun son aprovechables algunas prendas" dice un paisano de edad. "Así conseguí algunas herramientas que se quedaban tiradas por el suelo"añade. Las  furgonetas de los mercaderes acuden raudas pues la jornada ha tocado a su fin en esta especie de "Mercado de las pulgas" parisino.

A veces en el recuento los feriantes se deshacen de algunas prendas y objetos que quedan prácticamente inservibles.
Las más jóvenes dejan para después la prenda que hacia pocas horas no encontraban o era más cara. Sin aparece por el suelo es una buena ocasión para llevársela a sus casas. Lo que resulta verdaderamente sorprendente es que la necesidad obligue a tanto cuando la mayoría de los almacenes y tiendas de la ciudad están en época de rebajas. Pero vale la pena esperar a que algunas prendas queden esparcidas por el suelo para recogerlas antes de que haga su presencia el camión del basura.
Otros llevan a este peculiar mercado objetos antiguos y herramientas de difícil obtención en el mercado ordinario donde los feriantes de etnia gitana son especialistas en este tipo de objetos. Estos y los chamarileros no suelen dejar abandonada la mercancía. Lo recogen  todo porque entre sus mercancías suelen llevar relojes y otros efectos de cierta calidad y normalmente de estas prendas ni una sola queda abandonada. 




Más el resto, discos Cd, prendas de vestir y objetos para el hogar puede que ya no puedan reciclarse para el mermado y por tanto quedan allí abandonadas a su suerte hasta que pase a formar parte de la basura cotidiana. En cualquier caso, una mañana en el Campillin pude ser un buena ocasión y lugar para encontrar ese objeto del deseo que no se pudo localizar. 
















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