lunes, 23 de febrero de 2015

ALGUNOS DE LOS NUESTROS"EL REVIVAL QUE NO CESA"



“ALGUNOS DE LOS NUESTROS: 
 "EL REVIVAL QUE NO CESA”

Sacudo estos días la memoria como para recordar a “algunos de los nuestros”. Cuando los medios, acaso ociosos, aprovechan los tiempos muertos que permite el papel para traernos ala memoria colectiva las “hazañas” de estos sexagenarios con los que comparto esta película sin final escrito, porque somos de la misma generación. La historia que muestra en carne viva al público los que sobrepasamos los sesenta.

Nacidos a final de los cuarenta a distancia más próximos porque el destino así lo quiso. Este es el caso del que fuera Consejero de Agricultura en la etapa del ex presidente Álvarez Areces, el ovetense luarqués, Santiago Menéndez de Luarca, experto  reconocido en estructuras agrarias quien vino a nacer “casualmente” en el edifico de la que hoy es la Casa del Pueblo del PSOE.
fotos de Santiago Menendesz de Luarca
 
Santiago M. de Luarca y Luis: gentes buenas de corazón. el primero en la FAO y por el que profeso amistada desde su etapa en los Gobiernos de Álvarez Areces, el amigo compartido:Tini.
Acaso como circunstancia premonitoria antes de ocupar cargos en este partido y llegar a la FAO donde ejerce en su sede romana. El en esa calle donde se levantaba cerca el restaurante casa Modesta, el santuario socialista, Bar Niza, y yo en Latores/ El Caleyu, donde mi padre “penaba” su condena en  el postfranquismo.
Velino con el ex presidente Zapatero y Emilio Barbón, el dia que enterramos en Latores al otro Avelino, Cadavieco. Al lado del autor Areces,Masip...Velino es de corbata a rayas.
No parece por tanto casual que yo haya venido en llamarme (A)Velino, cuando muy cerca de mi casa residió hasta su muerte que velamos acompañados del ex Presidente Zapatero, antes de darle sepultura en el cementerio del pueblo al que fuera el capitán más joven de la República: Avelino Cadavieco del que con orgullo llevo su nombre.
El –Cadavieco-“purgó” su inculpa en el Penal de Santa María de Cádiz junto al que fuera después Presidente del PSOE, el vasco  Ramón Rubial y mi padre en la cárcel Modelo de Oviedo, donde compartió pabellón en esa prisión con el Rector de la Universidad Leopoldo Alas Clarín, hijo del escritor de la memorable novela La Regenta quien fuera asesinado por aquellas fechas por las hordas facciosas.
Que recuerdos cuando Cadavieco obraba en la sombra y Rafael Fdez presidía junto al comandante Pepe Mata el primer congreso socialista en ASTURIAS, en la recobrada libertad.
Estas y otras cosas recuerdo hoy en este revival que evoco.
Después de correr vidas pasarelas Santiago Menéndez de Luarca y yo en esa otra etapa administrativa suya y yo de plumilla tardío, recordamos- cuando el tiempo y las circunstancias lo permiten- aquellos años en los que yo en mi faceta compositora, compuse el himno socialista para un nuevo tiempo: “Ni rejas ni fronteras” ese espíritu de cambio hecho canción que rememora la celebre frase pronunciada en el Pabellón del barrio de La Arena de Gijón por el  líder socialista Felipe González en el año 1.976. Empezaba ese baile y yo estuve en sus compases iniciales. 
Hace 40 años puse al servicio de las ideas mi guitarra y mi voz que se dejó oír en muchos mitines y festivales en los que estaba omnipresente Felipe González.
Algunos de aquellos veteranos quieren que me suba de nuevo a ese templete oxidado por el tiempo y la salitre, para entonar este canto y que acuda Felipe al evento, acaso para rememorar aquellos años de lucha clandestina, a más saber, cuando yo cantaba para las “cajas de resistencia”. Y puede que lo haga para darle ánimos al joven de la endecha, Josechu, que es a mi juicio uno de los mejores parlamentarios de los últimos tiempos en la Junta General.

 
El- Josechu Pérez-era un guaje de aquella xera. Hoy todos los medios le reclaman.
A este Josechu del  PSOE, le conocería años después en su vertiente parlamentaria, como quien dice antes de ayer en ese ruedo político, hacia donde me llevó mi destino como periodista y por tanto fedatario público de lo que allí acontece. Y a su lado como fiel escudero de la “dulce” Dolores Carcedo, Consejera de los fondos públicos, estructurales y otros deudos del Principado. Ellas es una mujer peleona, tenaz, “felipista” en suma, y por tanto próxima a la corriente política de la actual Presidenta andaluza y candidata del PSOE Susana Díaz.
Más, reflexionaba en este articulo sobre “algunos de los nuestros” los que frisamos los sesenta.
Lo rememoro en estas mañanas  de residencia de jubilado de café, junto con  Hermógenes F.Villa, el hermano carnal-sangre de su sangre- de José Ángel Fernández Villa, el ex sindicalista del SOMA quien purga su destino en un barrio suburbial de la ciudad de Oviedo, austero en la formas.

Como si de un tango se tratara, a veces hablamos de lo suyo que es lo de su hermano ahora tan investigado. De aquellos años mozos de cursos compartidos en los montes guerrilleros como en La Camperona junto con Felipe y Alfonso Guerra, el regresado Pepe Mata, el comandante. Yo era un guaje guitarrero, aprendiz de ruiseñor, en aquellos finales de los años 70, más ya tenia experiencia adquirida en el París “apache” donde compartí enseñanzas callejeras, Bario Latino adelante compartiendo con personajes que forman parte de nuestra historia y nuestro destino: el escritor Julio Cortazár, quien residía a das manzanas de mi humilde cuarto de la Rue  L’ Hambre, Sartre y el compositor del que tanto aprendí: George Brassens y siempre el Olympia de la gran ciudad,  donde Paco Ibañez dejo sentadas las bases para una nueva forma de entender la poesía.

Como en simbiosis transmisora aprendimos Paco y yo del genial compositor y cantautor George Brassens. Canciones con intención en aquel Paris de los tardo sesenta. Los tres con "mala reputación"
Esto me trae los recuerdos de aquellos que afortunadamente siguen aquí para contarlo. Fluyen y no paran como el “rayo que no cesa” del gran Miguel Hernandez, el poeta prohibido del que me hablaba tanto el poeta generacional, el ovetense Ángel González, antes de que me pidiera templar la guitarra en esa “Capilla Sixtina” local llamada el Paraguas, ese templo a la sabiduría de lo prohibido de la vieja ciudad intramuros.
Y releo como por arte de magia las declaraciones de ”uno-otro- de los nuestros” el juez demócrata José Ignacio Pérez Villamil quien nos habla de sus veranos de futbol de playa- allí lo llaman el cuadrín-  en la playa de Frejulfe, a pocos pasos de donde naciera en  la localidad naviega de Villapedre. Cerca tenia sus ancestros otro famoso este del fútbol el hoy entrenador del Barça, Luis Enrique, quien pasaba los veranos en Soriana donde años después levantaría su residencia de verano en Soriana, donde residía su abuela más querida: Argentina.

Un amigo de los de siempre: el juez Pérez Villamil. Junto con Luis Enrique técnico del Barça pisamos la arena de Frejulfe, de un lado al otro del rió que allí desemboca.
“Güela: ponte pacá que ta Velino el de La Voz- Interviu- y quier sacarnos una foto juntos”. Eso dijo. Nada a dos pasos de la playa de Frejulfe, donde el que ya era juez para la Democracía nombrado, peloteaba sobre la misma arena tiznada de negro pizarra, con este famoso entre famosos. Así le hablaba a su abuela para lucir con ella la medalla conseguida en las Olimpiadas del 92 por las que lucia como recuerdo de esa gesta un tatuaje pintado en su cabellera recordando la efemérides.
 
Aquel guaje de Mareo y de los tatuajes venía en los veranos a la casa de Soriana, a cuatro pasos de la playa de Frejulfe, donde jugaba fútbol playa con veraneantes y lugareños.
Pues con este juez-Pérez Villamil- moderno, nacido en aquellos del tardo cuarenta fuimos a encontrarnos años después acaso por mediación de su hermano Justo cuando yo residía en Villayón, ese municipio  bañado por el río Navia adonde fueron a parar mis huesos. Años después alternamos en esa etapa bohemia en Oviedo bajo los acordes de la noche inspirada en un tugurio de la calle Sacramento, donde el hoy concejal de Foro Andrés Llavota participaba junto con nosotros en esta trouppé de noctámbulos.
 Se amontonan por tanto los recuerdos de estos días de vino y rosas en los “felices” 80/90 cuando algunos osan por medio de la red de calificar (nos) mi conducta de “dipsósamía” para emplear un término venial. Cuando Villamil y yo "empinábamos el codo" frente a un cubalibre, el penúltimo que sorbí, antes de que compartiera junto con el emérito creador de los Premios Príncipe: Chano García. El ultimo cubata ingerido el pasado año en el transcurso  de los Premios Príncipe, donde  ambos tomamos uno de estos combinados invitado por el mismo. Ahora soy abstemio  por prescripción personal y facultativa desde hace más de ese tiempo.
Gentes por tanto de ese tiempo de oprobio obligado por el poder reinante que otorgó el Caudillo, aquel “chusquero” vigilante desde su faro/ lamparita  de El Pardo.
Gentes por tanto de otro tiempo pero que es el nuestro como estos “guajes” altaneros y valientes que siguen los pasos de Cristo en la tierra y que dicen ufanos: “Podemos” y hasta el papa Francisco, sigue ese modelo cuando da entrada, como pedía Cristo, en el templo de la cristiandad a los pobres.

En La Belmontina, uno de los últimos chigres de Oviedo, nunca falta un pinchín de tortilla bien hecha y una tapina de hígado encebollao.
Gentes estas que empinan el postrer codo de la vida nuestra, tan cargada de castigo y prohibiciones que nos ha dado un marchamo para ver lo que mañana pueda acontecer. Eso hacíamos entonces en aquellos bares de estudiantes universitarios de nuestra ciudad. En los bares de El Manantial, La Perla, el  Marchica, en fin en aquellos colmados de porrón de vino y bollu con chorizu, donde a más gloria, conspirábamos y donde nos hacíamos hombre de provecho,en mi caso desaprovechados.

Esas noches de la tardo bohemia,cuando anunciábamos al alba un grito de libertad junto con buenos amigos. Unos se fueron y otros quedan para contarlo, el juez sigue ahí,en su puesto vigía
Hoy que le doy vueltas al calendario a nuestras vidas compartidas, me interrogo inexorablemente: ¿En verdad mereció la pena tanto esfuerzo para retornar de nuevo al mismo camino? Puede que no, ahora que la parca blande su guadaña sobre nuestras cabezas amenazando nuestro paso hacia una vida mejor o peor ¿Quién sabe?    

Déjenme por tanto que me santigüe, porque así me lo han enseñado 

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