domingo, 29 de marzo de 2015

ESPERGIA DE LA DESESPERANZA

"ESPERGESIA DE LA DESESPERANZA


Hoy que se conmemora en todo el orbe cristiano la festividad del Día de Ramos, de aquella jornada cuando Jesús entrara en Jerusalem a lomos de un borrico, entre un enjambre de guirnaldas  palmas y laureles presto para el sacrificio, bueno es recordar este otro tiempo de desesperanza que nos habita.

Todos los cristianos celebraran hoy la entrada en Jerusalem del "hijo de Dios" luego sería pasto del sacrificio de los hombres. Conviene reflexionar sobre el hecho en este tiempo de desesperanza.
Los neo predicadores no usan la Biblia ni siquiera en verso, sino el plasma mediático, la red desde donde enviar mensajes subliminales para lavarnos el cerebro, el subconsciente, o si así lo prefieren “comernos el coco” que es una expresión a la que están acostumbrados en los ¿debates? De la “caja tonta” o la red de redes que usamos los humanos de a pie. Allí reside su mensaje encriptado.
Ellos también son "hijos de Dios" pero reclaman su espacio en los poderes del Estado y una calle y un bocata compartido.
Vociferan gritan, hacen aspavientos, como para hacerse oír por encima de la conversación de los mass media. Repelen, en suma, cuando se dignan usar de la democracia que les sobrevino del un tiempo donde la lucha- de clases- era un cuerpo a cuerpo vestido de colores grises y azules. Estos métodos usan como el papel kleanex para cuando no les conviene tirarlo a la “papelera” que es un recurso conocido para quienes practicamos el neo periodismo en red. Son geniales y se mueven como peces en el agua con desparpajo que les identifica, cuando el debate se torna bronco, a veces inútil.
La mayoría son gente conocida también por los listillos del barrio los aue antes dedican su esfuerzo en el rock duro “heavi metal” los que escupen en las aceras mientras dan los últimos toques a una birra de diseño esas que se alambican en los entre sótanos de los chalets de lux propiedad de los niños pijos de la ciudad. Listillos en paro en suma que quieren ingresar en la cofradía de la teta madre- El Estado- para mercar lo que se les ofrece: una vida fácil y grácil, la que la sociedad política, del consumo, les ofrece y les niega la sociedad civil convertida en empresa de parados y ERES.
El y su profeta, protagonistas de este tiempo de desesperanza que nos habita.
Cuando la ocasión lo requiere, enmascaran su conducta indumentaria y adoptan formar de neo clochard, cuando Paris ya no es lo que era: el santuario de los “rojos” españoles que iban a la ciudad luz -a más de conspirar- para ver películas porno y y hacer de pan ear cuidando hijos de trabajadores lumpen de la periferí. Estos hijos del limo y de la gloria revenida no entienden más mensaje que no sea poner a caldo a la “casta” que es expresión manida procedente del shitar y el cáñamo mientras cultivan la “maría” cuyo consumo esta un paso de legalizarse, en los bajo cubierta de papa.
Hijos de la calidad de vida, pero también de un papá rico que quiere disimular su fortuna después de darles para una carrera superior a la que no hayan otra salida que asesorar a déspotas caribeños y mercaderes rusos o iraníes según convenga al caso. Nos venden una sociedad a plazos que es el “fiado” de los pobres donde empeñan su palabra y su pensión los menos favorecidos, ante un mostrador de ultramarinos o acuden a las sacristías en busca de ayuda y alimentos para mantener esas bocas voraces de los de casa.
Aquí en el gran parket de Wal Street, reside el neo poder, donde se remueven nuestros anhelos y esperanzas para un tiempo mejor.

Nos venden una sociedad mediatizada por el IVES 35, una letra de cambio sin avales por donde discurre como en un tobogán la cultura económica del Bundesbank, la orgía económica iniciada por aquel otro “vigía de Occidente” siempre creíble, impuesto por los americanos para Europa desde aquella ciudad de de la que dijo sentirse hijo natural el presidente Jhon F. Kennedy.
Como para disimular, un día cogieron el hatillo, la manta paduana y el perrillo faldero del vecino eligiendo otros senderos de gloria por dond hacer circular su mensaje para golpear las conciencias de esas puertas imposibles –giratorias- en versión escrache -término de voz lunfarda- en las puertas del opulento financiero. Se colaron por la gatera desde la red, territorio comanche donde habitan en tiendas “typis”y no lo van a dejar fácil porque de ahí partió todo lo que son y serán.
Ellos, los escracher,  remueven las conciencias de un pueblo adormecido,adocenado por el poder. Ya nada es igual desde que irrumpieron en las calles y portales que hicieron suyos.
Ahora, desde que ayer mismo les dieran cancha dentro del poder sublime/criminal económico financiero, siempre voraz lo que de nuevo traen los talones sin fondos beneficiarios corruptores, usan el plasma como si cualquier cosa, como hace el presidente Rajoy, porque el capital desaforado no entiende de fronteras ni siglas, procede, sepámoslo en primera persona, de la madre del cordero traducida en el Fondo Monetario Internacional y se trasvasa por medio de los fondos buitres donde anidan los ejecutivos de Wal Street. Ellos no son más que una pieza necesaria en el engranaje de ese “pus” enquistado en el pabellón auditivo de los que mandan: Vamos, una mosca cojonera para el System Process.
El poeta catalán de postguerra, Salvador Espriu, lo describía a su manera, cuando decía con acento metafórico del revés que aquellos gordos opulentos cargados de anillos caros, como de gitano rico, de oro, iban alojados en el asiento trasero de una limusina, cual: grano de pus. Ellos al revés, solo aspiran a subirse un día al buick y las tarjetas opacas que luego ya vendrá la fortuna, porque en el fondo, todos- los españoles- somos “hijos de un dios mayor” mayestático que gobernó nuestras vidas, por la gracia divina. Allí donde habitaban el hambre y la miseria y los salarios, no daban para cubrir las necesidades básicas. Ello hizo que nuestros padres y abuelos, en su mayoría, no pasaran de regentar una tienda de ultramarinos.

Vino el y mandó parar. Pero también criticó a esos otros "revolucionarios de café" que esconden sus vergüenzas tras un vaso de whiski entre las manos.
Pero estos hijos con limo o sin el hubieron de espabilarse porque urge y urgía darse prisa que “el hambre da mas cornás” y el tempo pasa raudo. Por tanto bucean entre lo que queda de la historia, la cultura de las puertas giratorias que les dejamos entreabierta y no había manera de colarse. Una vez allí introducidos de ese tropel ya no saldrán jamás. Proceden de la cultura urbana de los “cojos mantecas” pero ya no golpean los semáforos tentados por el poder para poner el contrapunto necesario a sus políticas neoliberales. “Revolucionarios de café” como les definiera el líder necesario: Ernesto Che Guevara.
Tienen sus héroes y heroínas, que no son ya Juana de Arco ni el propio Che, sino gentes normales, como las que nos cruzamos a diario en el semáforo, expertos en marketing social. Sublimizados por el poder que siempre se une como en los medios de comunicación y los recitales multitudinarios, de rockers, los nuevos sacerdotes y sacerdotisas de este tiempo compartido al que nos obligan los nuevos tiempos.
Nosotros sino victimas de eso que llaman la tercera edad y que paternalmente nos sitúan los nuevos gurús, los que nos saludan en plan mori turi desde el otro lado de las bancadas que se les ofrecen. Un tiempo, una era, ha terminado saludemos a este nuevo tiempo que ya está dentro de nuestras vidas y casas. Quiéranlo o no.
Adoptan ellos esas respuestas pactadas de antemano con ironía no exenta de cierta “mala leche” cuando los voceros que también sufren los azotes del paro y la marginación les dan una oportunidad los señorones de las grandes cadenas porque es tiempo de “escrache” televisivo y hay que dar mal o bien en pantalla plasma.

 
Parece que duele un poco irse a servir bebidas en el Bâton Rouge y cuidar niños en la periferí
Descubrieron lo duro que es irse de su casa, que es su país, a trabajar de camarero, Sena arriba, Sena abajo en un batto rouse donde sirven a los turistas ricos daiquiris y vermut una mañana y otra. Prefieren por tanto, arañar lo que queda en el fondo del vaso autóctono. Y ¿donde picar? Pues en lo que queda libre que representa a cientos de miles de nuevos puestos de trabajo, lo que subyace en los posos políticos, el mejor empleo posible.
Ya no acudirán por tanto a las colas de las Oficinas de Empleo que hay que madrugar mucho y además están mal vistas sino que se organizan en comunas para sortear al pueblo llano o lo que queda de el.
Aquellos poetas "vivos" entre los que se encontraba Raúl González Tuñón.
Inocentes como animales y canallas como cristianos…” escribía el poeta astur porteño que muchos de los nuestros desconocen: Raúl González Tuñón que fue precursor del tango de la “nueva guardia” en los desvanes de París y los mercados de Buenos Aires. Eso no son mas estos “monaguillos” aventajados presbicio y aire desconfiados que se han erigido sin límites ni comités, en salvadores de nuestro destino, mensajeros de nuestras vidas.
Mientras esto escribo observo con atención -ahora se dice sigo- en la tele el mensaje ¿subliminal? de uno de estos mensajeros, un chaval con cara de empollón que larga y larga en uno de estos medios-son todos parecido-a voz en grito, como para hacerse oír entre el tumulto del bar y dejar su mensaje y el de sus colegas- se dice así- de partido sin siglas, solo con decir que Yes we can que dejo escrito en el aire el penúltimo invento yanke.

Los nuevos mensajeros ya no entran en la ciudad, las casas, a lomos de un borrico, en este tiempo del plasma que nos puede. Ahora utilizan otros medios más sofisticados. Esperemos que no sean corderos propicios para el sacrificio.
¿Que donde habita este mensaje? No es sencillo, más lo voy resumir: en una conversación de barra de bar de barrio, donde por poco dinero se puede pedir un bocata de jamón y una cerveza-ellos lo llaman birra- neo toponímico de origen sajón tras el que se esconde la movida de medianoche de a diez euros el tanto por ciento. Para pasar el resto de la noche filosofeando
Más ellos poseen “fieramente” la vida, la salud de la que disfrutan, lunita prendida de un tiempo de escasez donde apagar ¿ilotas u idotas? la sed de venganza soterrada por una vida que nunca fue y que no están dispuestos a repetir el mismo rol de sus padres y abuelos. Salúdenles que se les comerá el establissment que “ellos” los que mandan ya conocieron a otros que no utilizaban la calle por excusa sino los palacios para cambiar el traje de pana por el look “armani” y al final la puerta giratoria sigue y seguirá rodando como una noria infinita. Somos- unos y otros-tan parecidos. Por tanto ¿a que asustarse’    

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