lunes, 30 de diciembre de 2013

por un pedazo de pan



"de gallos de pelea a pelea de gallos"

los oscuros años del boxeo en los sesenta

En los años 50 y 60 Asturias vivió el mayor auge de su historia en el deporte del boxeo. Los nuevos púgiles salían de los barrios de la marginación y el hambre. Oviedo por ejemplo tenía su vivero en los barrios bajos de Ventanielles, La Carisa, El pontón, el Postigo. Jóvenes que subían al cuadrilátero por un mendrugo de pan. Alguno de ellos como GItano Gimédnez llegarían a campeones de Europa.

 

aquellos púgiles lo daban tomo por un bocata

En los 50 se boxeaba en El Entoldado situado en lo que hoy es el Hotel Reconquista. Los Caldueño, Celso Díaz, Fred Emi etc. peleaban por casi nada. Estudiaban las nuevas técnicas importadas de Estados Unidos y medían sus guantes con lo más granado del deporte nacional. Cuando El Hotel Reconquista se reconstruyó las peleas se trasladaron a un garaje estación de ALSA en la calle Covadonga.
 
los "pipos" de la època vigilaban el tendío
Eran años en que este deporte competía con las peleas de gallos que eran semiclandestinas por aquello de las apuestas. En Casa Manolo de la calle Altamirano se apostaba fuerte. Venían de todos los lugares de Asturias para apostar por el gallo más peleón que inevitablemente moría en la arena.
 
 estos si eran gallos de pelea con espolones

Tenía apenas 14 años cuando comencé a frecuentar la casa de Celso Díaz, uno de los mejores boxeadores de la época. Aunque ya no boxeaba se cuidaba bien, era vegetariano. En el patio de su casa situada en el barrio de putas de Oviedo en la calle de El Postigo, un nutrido grupo de púberes imberbes calzaban sus primeros guantes. Algunos como Fernández, serían más tarde campeones.
Durante un tiempo mantuve una relación profesional con otro entrenador famoso en la época de los 60 de nombre Roberto Prieto. Era nuestro representante musical y transportista cuando tocábamos por las salas de fiestas de Asturias. Viajes interminables a La Bombilla de Moreda, el Villa Blanca de Luarca, el Ventura de Cangas de Onís y aún más lejos. Cuando no existía autovía hacia la meseta debíamos atravesar El Padrún, La Manzaneda, el Pajares y entonces los viajes se hacían penosos. El trayecto entre Oviedo y Mieres nos llevaba hora y media
 los primeros rockeros del furgonetu

Yo solía viajar en la parte delantera del vehículo, más atrás el resto de los compañeros y al fondo y en la baca el equipo de sonido, las guitarras y la batería. Aprovechaba el viaje para conocer los entresijos del mundo del boxeo. Roberto explicaba con detalles como entrenaba al Gitano Giménez al que hizo campeón de Europa, como pegaba Dacal o cómo fintaba la joven promesa Gómez Fouz.
En torno al boxeo se movían personajes de mal vivir, putas, macarras, lumpens de baja estofa, pero también gentes de la alta sociedad a los que gustaba presenciar estas peleas por el morbo que generan. Apostadoros profesionales que iban de acá para allá, amañando a veces las peleas. Alguna vez tanteaban al entrenador o al propio deportista, aunque casi siempre les salía rana el negocio. Hay en el mundo del boxeo mucho orgullo para dejarse caer en la lona. En aquellos años cuando un boxeador arrojaba la toalla era casi definitivamente.
 
ellas en la moda "fellini" marcaban curvas
 
Los periodistas aprovechaban para “hinchar el perro” a costa de estos jóvenes ilusionados por recoger la bolsa del combate. Para los boxeadores de aquella época era forma más de llevar dinero para sus casas tan necesitadas. Peleaban hasta la extenuación. Muchos quedaron “sonados” por el gran número de peleas en las que se vieron forzados a competir.
El deporte alcanzó su máximo esplendor en los años 60, cuando se organizaban combates todos los fines de semana. En esos años la juventud tenía tres aspiraciones a saber: torero, músico de rock o boxeador. Las dificultades que se encontraban los chavales de barrio para estudiar una carrera les llevaban a encontrar una vía rápida para conseguir dinero. La mejor de todas, el boxeo.
 
 a el le protegían del "salto de la rana"

En alguna de aquellas veladas estuvieron entre otros personajes famosos, el entonces joven estudiante de minas y luego alcalde de Oviedo y en la catulaidad Delegado del Gobierno en Asturias,Gabino de Lorenzo, el ex presidente del Real Oviedo, Eugenio Prieto que llegó a pelear, el periodista Ramón Sánchez Ocaña, Pipo Tartiere, los hermanos Cechini. Unos niños apenas que disfrutaban viendo darse guantazos a los chicos de barrio de calzón .
los chicos para marcar la "tabla de lavar"
Cuando entraron los 70 la afición se perdió y surgieron otras modas. Asturias que fue vivero de grandes púgiles cerró los gimnasios. El crecimiento económico y una mayor concienciación social, terminó por hundir este deporte sustentado por jóvenes marginales. En los 90 se trató en vano de revitalizar el boxeo.
Pese a los esfuerzos emprendidos por un grupo de aficionados y algunos grupos mediáticos para resucitarlo, el boxeo no volvió a ser lo que era. El penúltimo intento dio de bruces en la lona.
   



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