jueves, 16 de enero de 2014

EL SI DE LAS NIÑAS




                           Las chicas del "arrabal amargo"

           Melissa es sencillamente una chica de boulevard  


Diálogo en versos de un amor de boulevard con el maestro de esgrima dialéctica siempre Borges, siempre alerta.

Master ¿me oye? eh. Hoy conocí a Melissa
“Y ¿Quién es esa?”.
Una chica del "arrabal amargo" que habito, hace la vida en el boulevard que me conduce al aposento. Buena chica así con un aire teutón de ese país que tanto usted admira, una valquiria en suma, traspasada a este barrio de horteras del Campillin.
“¿una coima, vamos?
 Image
Esas mujeres "fatales" que tanto nos atraen y son nuestra perdición
 
No sea cruel maestro es apenas una niña, y lo de coima se lo paso, que era como las nombraba aquel editor perdido que anda huido de mi blog. Y me admoniza de paso-en secreto-
“Usted como Carlitos, el zorzal criollo, que incluso les hizo una canción a las "chicas bien de casa mal" la que yo oí cantar en la vereda. Un peserito”. 
 
 El tango arrastrao que las vuelve locas de atar
No es mi caso.
Ande ya, esta es especial, hace carrera para vivir en las horas libres que le deja su puesto de repartidora de publicidad por las casas, embuzonea los portales con affiches de eso de los kebags y así.
“Dígame muchacho: ¿que es un kebag?
Pues un local de corte oriental donde hacen carne enrollada en un truco central y la venden por las casas.
 Doner Kebab : Foto de stock
otra forma de comer, el fenómeno Kebag
 
“Usted es incorregible, peor que el Carlitos del “arrabal amargo”.Ahora anda con putas moras”.
Lo ignoro, más ella porta una melena rubia rizada y es entrada en carnes.
“¿para que me cuenta esto?”
Como para descargar mi conciencia, que me la llevé al hogar y allí pasó lo que tenía que pasar.
“Que soy un anciano pibe”.
Pues ella alterna la noche sin alternar,en la casa de mi amigo Kike, más allí al parecer no hace carrera. Me ha dicho que comparte casa con un travesti que se hace pasar por hembra y es más macho que el Sandalio aquel que usted conocía en casa de la Lujanera.
 
Con esa mirada, esos ojos, ese pelo, esa boca¿paro?... como decir que no
 
“Mira que me has salido putón tu, compadrito de mierda”.
No me trate mal que nos diéramos amor, y no me pidió nada a cambio. Primero, oímos canciones de flamenco interpretadas por un tal Romero, un chico alegre, algo fulero que le da a la rumba catalana.
Y ella me cantó al oído: “…tengo una pena clavada por un amor que pasaba cerca de mi lado y me miraba y ahora lo tengo, pegado a mi corazón”.Más directo master
“Ya veo que pone sentimiento. ¿Y que queda de aquella catalana a la que usted tanto amor profesaba, ya no bebe por sus vientos de tramontana?”
Es agua pasada que ya no mueve las aspas de este viejo molino-corazón- ya rudimentario y urgente…
“No me salga por la tangente muchacho y al  “grano” 
 
 Ellas buscan los exótico para deslumbrar y darnos una respuesta errónea

Sabe usted de otras entrevistas que me la perdió una “gótica” por el amor de una hija traicionera, medio loca que abandonó a su gato y se fue con ella la pasada primavera.
Fue un amor que me dejó tirado a la vuelta de esta esquina, en la misma  donde encontré a la tal Melisa, felliniana, cariñosa ausente de un amor perdido y que por cierto también es catalana.
“Mira que la tienes tomada con las de ese país de fenicios que solo miran al fondo de la cartera. Como la otra será, una maldita embustera y usted que es un bendito, recibirá otro desengaño amoroso a menos que el gallo cante antes de que se vea en un embrollo. Igualito que el “zorzal” que iba dado tumbos al  mercado y todas las “palomitas” se le “quedaban” y no halló amor en ninguna por ellas buscaban algo”
 
                                                 El trato tan elocuente,es lo oculto del asunto.
Que poético master. Más la Melisa sabrá recompensar sus elogios.
Hace el amor como pocas, es educada y sensible, pero necesita apoyo ¿que hacer maestro ante esto que se aparece así, de pronto, estando desprevenido, en el boulevard de todos.
“Tu verás pimpollo. Que Perón se enamoró de una coima de burdeles  y canciones, que luego encandiló a un pueblo “descamisado”-aquí miro pa otro lado- al que ella llamó a la lucha, y de pronto se murió en lo mejor de la vida, era una mujer que fue puta, perdida entre compadritos varios, cristiana y mujer de otros, pero el viejo la miró y ya no tuvo ojos para otra”.
Mira  master que no soy idiota enamorarme otra vez cuando era todo mi querer aquella catalana necia, que me dejó sin decir esta boca es mía y tanto tiempo pasé penando su extranjería. Que la trate como mía, la quise como a la vieja y me enredo en la madeja de una que tonta que creía que toda la calle era de ella más que era algo mía.
“Déjese de amoríos y siga con sus canciones y estos escritos en verso que rompen las emociones. Si la tal Melissa quiere que se vaya con usted a vivir en el bulin, que más de dos ya son tres”.
En una esquina de amor le dije a la tal Melissa: Si tu quieres nos juntamos, con mi alcancía y la tuya, podremos hacer  los dos, una causa sin más interés, que lo que hagamos los dos parezca que lo hacen tres.
 
!ay! estas teutonas lo que dejan entreveer con la cerveza
 
Allí sola la dejé, templando gaitas, adiós reina del boulevard que no es macho ni es señor, es Melissa, una soltera que marcha pidiendo guerra con cualquiera, si el otro suelta parné, se la estima y la respeta ¿no son todas un poco así, eso ¿donde lo leí yo?
En un estante de libros encuentro uno curioso escrito por una fémina sin reparos: “Todas putas” yo la primera y usted me habla de coimas maestro, déjese de coñas que el horno no esta pa bollos. Y no me hable de rollos que Melissa es un bombón.
“Pues quédese con ella coño, que se le endulzará el carácter, que a usted no le quiero ver en  mas trances. 
 
Los "compadrones" arrabaleros por menos de nada tiraban de facón.
 
Por menos en un embrollo como estos que me cuenta, los compadrones, sus amigos y cuchilleros, alguno besaba el suelo, de más de uno dio cuenta. "Y queda dicho, aparte pues el “barbijo” y galopemos los dos que no yo estoy viendo un pijo”
Que bonitas sus palabras, ante este asunto de faldas, usted me cubre las espaldas y yo le cubro de versos.     

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