viernes, 3 de enero de 2014

G I J O N D E L A L MA



G I J O N     D E L    A L M A


ESE GIJON QUE QUIERO Y QUE…

“…tanto añoro, ese Gijón que quiero es un tesoro”.Ese es el himno de esta ciudad y es con el que comienzo este nuevo reportaje de mis Velinianas
Desgranaré aquí en cuatro líneas de “Velino al día” los recuerdos de una ciudad en distintas etapas de mi vida. Espero la ayuda de los dioses para no omitir aquello más importante que aquí viví, en esta ciudad que tanta historia encierra entre sus muros, calles y monumentos. Donde, corriendo el tiempo, al igual que la ciudad, me hice mayor y donde algún día espero volver…para siempre.
Porque en Gijón, la antigua Gijia románica, se entra un día cualquiera, más te atrapa el corazón y ya no se sabes como a salir aunque el mar este tan cerca. Solo aquellos que tomaron rumbo hacia otras tierras, a descubrir nuevas civilizaciones y siempre  se echa de menos mirando al Cerro de Santa Catalana, la arribada de la nao  marinera donde navegaba, acaso para morir,  el que fue el prócer político más importante de Gijón, nacido aquí: Gaspar Melchor de Jovellanos. 

el orgullo potico de Asturias yera de Xixón

Su barca hubo de refugiarse las tormentas en Puerto de Vega y allí falleció. Los gijoneses esperan que otra nao capitana, retorne algún día en forma de un nuevo líder, un nuevo Jovellanos que cual Mesías  les redima de la delicada situación por la que atraviesa este villa que es ciudad legendaria.
Mis primero recuerdos e Gijón, datan de principios de los años 50, cuando con mis padres iba a la playa de San Lorenzo desde Oviedo, en aquellos trenes de madera y vapor que ensuciaban de carbonilla la camisa de algodón que con tanto esmero planchara mi madre.
Y calentábamos la comida bajo los árboles eucaliptos asentados en la ribera del Piles, dond el viejo padre preparaba una hoguera con la hojarasca que caía de aquellos árboles. Después paseábamos por el Parque de Isabel “La católica” y antes de bañarnos íbamos al rastro donde mi padre compraba “preseas”- herramientas- para usarlas en su banco de trabajo en la carpintería que tenia en El Caleyu, un villorrio de las cercanías de Oviedo.
 
 aquel "rastru" de Gijón de los "preseos" e intercambios

Siendo aun un niño de corta edad, recuerdo la despedida de un rapaz- Arsenio-con su familia de mi misma edad que era hijo de mi madrina natural de Camas - Cabrales- y que luego pasados los años, llego a oficial del ejército argentino. Días después partían en un barco de vapor camino del nuevo mundo.
Mi padre le había diseñado un barquito a escala que el arrojo en la ensenada del Músela, con el que simbolizar su marcha a aquellas desconocidas tierras patagónicas. Les despedimos y  ya nunca más los vi. Aquel barco se llevó las esperanzas como de tantas familias asturianas de un día regresar a su “…Gijón del alma”.
 
el era..."el mejor"

Cuando era un niño, mis padres oían en la radio de galena, las canciones de un tal José González “El presi” un cantaor entre asturianas y fandangos, quien había recorrido medio mundo cantando a esta región, sus gentes y costumbres, la romerías  populares, a la aldea querida, quien curiosamente incomprendía los ritmos escogidos por el cantor para sus canciones, con algún acento andaluz.
Contaría ocho años, cuando por primera vez oí en un viejo tocadiscos a este personaje, y sus canciones, donde imperaba nuestra poesía hecha canción.
Aquellas campaninas de la aldea “…nunca dejéis de sonar” Canciones de hondo sentimiento entremezcladas de amor y nostalgia, la plaza del Carmen que aun hoy sigue siendo eje central de la ciudad, “…donde yo me divertía.
Años después quiso el azar que compartiéramos escenario cunado nos conocimos en  “La panerona”el Pueblo de Asturias, en un recital que compartí con otros jóvenes cantores. Mis canciones llevaban acento latino “nun te van a comprender rapaz, como a mi” .Y bien que lo sabía el, acaso el mejor cantor de cantores asturiano. Me emocioné cuando un día, lejos de la tierrina, oír lo elogios al cantor,  su vida profesional al mas conocido de los nuestros Víctor Manuel San José. “Como el Presi no hubo otro” dicen con orgullo sus paisanos de Gijón. Y es verdad.
Cuando ya me hice algo mayor eran, sin darme cuenta principios de los sesenta. Seguía yendo en verano de “escoba” a la Playa de San  Lorenzo, con mi hermana mayor que yo y con otra amiga suya de nombre Clara, tía abuela que sería años después, del campeón del Mundo de Formula 1, Fernando Alonso. 
 Playa de San Lorenzo, Gijón
En un juke boss del paseo del muro comencé a escuchar las primeras canciones de una época: “…Dile que tu amor es para siempre…” de un joven argentino llamado Luis Aguilé, que a me fascinaba.
Años más tarde  ya estaba yo subido en el escenario, una profesión que aun hoy sigue y tocaba en ocasiones en el Jardín, el Parque del Piles y otros boites de la capital de la Costa Verde. Aquellos Yutang, B3- después los Brios- hacían las delicias de muchos jóvenes de mi edad. Me gustaba la música y disfrutaba con ella. Poder interpretar las canciones con aquellos jóvenes que decían cosas tan hermosas y que en ocasiones no entendía porque eran en inglés.
 
Gijón fue en ese tiempo el enjambre de músicos rockeros, sino el más importante junto con Oviedo el que más interpretes tuvo. Eran aquellos “felices sesenta” y yo estaba subido en aquel tren que ya no tendría parada. ! Jamás!
En una estación detuve mi camino y comencé a meditar sobre mi futuro recostado en un recodo del camino. Opté por la música y comencé componiendo canciones sobres textos de poetas y algunas incursiones con letras propias.
 
los reclutas de reemplazo en El  Ferral, camaraderia y mucha "birra"
 
Llegaba la hora de cumplir con la Patria y me fui de campamento del Ferral del Bernesga en León, donde hice muchos amigos de Gijón concienzudos con la lucha por los derechos democráticos, por las anheladas libertades.”Podías usar esas condiciones para cantar a los oprimidos, por la libertad”. Que hermosas palabras decía aquel rapaz alférez de complemento.
Y tomé el billete para ese tren esos días en el campamento. Y de allí al cuartel del Milán de Oviedo.
En una ocasión hube de pasar un par de días en el cuartel de Gijón; el Simancas, un destartalado edifico que aun no había sido restaurado tras la guerra. El de Oviedo me parecía un hotel de cinco estrellas a su lado, con aquellas compañías sucias  por la humedad.
Y en eso años ennovié en la villa con una chica llamada Menchú que vivía con sus padres en la calle, acaso las más cortita de la ciudad, donde curiosamente, todo es mayestático-La Escalerota, el Molino y así-. General Solaga, encima de una librería de viejo. No me casé con ella, porque no quiso. Que será de aquella foto mía de ese tiempo.
Ahi comenzó todo, en el Jardin de los 50
 
De nuevo en Gijón años después tras la licencia. En el Barrio de Cimadevilla, “…tierra de buenos cantores”. Los había si, pero yo necesitaba tomar otros derroteros porque ya era vigilado de cerca por la Policía Política, porque mis textos molestaban hasta en un barrio de menestrales, gentes de a pie. 
 
el barrio marinero de Cimadevilla !jamás! se olvida
 
Cuando una noche nos sorprendió a los que allí actuábamos - en el Mesón del Gallo- la muerte de un cómico local muy querido y respetado en toda la ciudad:
¡Rambal ha muerto en su casa de un incendio! Nunca se supo en realidad lo sucedido aquel día. Con sus maneras y su arte, Rambal  daba brillo y acento personal a discotecas y boites de la ciudad. Más su lugar de reposo era el barrio de pescadores, cuando aún había y eran un referente la economía de la ciudad que dormía el tardofranquismo.
 
Rambal era único excepcional. Yo le hice una canción
 
Gijón era, lo que siempre había sido una ciudad abierta donde –eso es cierto y lo comprendí años después- nadie es forastero.
Aquella noche apareció por la puerta un rapazón de alta estatura al que yo conocía de guaje porque tocaba la batería en un grupo del estilo del mío. Ovetense y simpaticón donde los haya, quien un día recaló en Gijón y nunca más se fue. Se llamaba, se llama, Juan Jerónimo Granda. Para Gijón y Asturias, un buen descubrimiento, Iba calzado con madreñas y vestía una gabardina que le llegaba hasta los tobillos.
 photography copyright begoña muñoz 2010 courtesy from the artist to lai museum official website all rights reserved
" eh, soy yo oh, ¿nun me conoces? el fiu Jeromo.

“Hola chaval¿ acuérdeste de mi?” si le dije, el de los 106 ¿no?”El mismo. Oye: toi aprendiendo a tocar la guitarra y quiero cantar en un sitiu así, aunque a veces haga mis pinitos con las maracas y algo de guitarra”. ¿Y bien? dije.
”Quisiera llevarte conmigo a un restaurante que toco con los dueños lo que fueron de este local  “EL Mesón del Gallo” y ahora regenten otro que se llama “La Ínsula”. Y allí me fui con mis chacareras, malambos, milongas  y vidalas.


Paris...a la puta calle,el croasant y el guevo duro
 
Y llegó la hora de partir a cumplir con mi destino y me fui a Paris. Un lugar que me ayudó a comprender más y mejor sobre esta etapa de cantautor y tomar más conciencia social y política sobre un país-España- que dormía el sueño del franquismo.
El PSOE reclamó mi concurso y ya me vine desde la ciudad luz a cantar ¿Dónde sino?: al Molinón en el ultimo mitin de la campaña Electoral de 1.9 77, junto con Felipe González que era el orador, subido al tren de la PSOE en marcha hacia el futuro.
Fueron años de grabaciones y conciertos en Universidades y medios como la televisión. Pero siempre recalaba, al menos un par dos días en “el chiquito Londres”
Un día de ese año un rapaz de Gijón llamado Manuel Fernández, hoy reputado periodista, quiso ofrecerle al mundo una visión de nuestra forma de hablar, la llingua o fala asturiana, el bable por medio de canciones. El venía de un mundo dedicado al periodismo y sabia por tanto como moverse en el. Y echamos a rodar la movie, “El nueu Canciu astur, contando otros rapaces la mayoría de Gijón: Carlos Rubiera, Julio Reyero el propio Manolo y el grupo La Oca y dos de Oviedo: Julio Rmos y yo. Julios ya era veterano en estas lides. Un día se fue de camping a Gijón y allí se quedó para siempre jamás.
 
Esti rapaz que tambien cantaba pergeño una idea y la culminó
 
Seguían las canciones como “La capitana” de Carlos Rubiera, hoy concejal de Cultura de Foro, acaso la más cantada en chigres y sidrerías. Porqué Gijón es y será siempre la quintaesencia de la música, la canción asturiana. Un universo de melodías que inundan la ciudad apenas termina la jornada.
Y mi vida se fue dando botes cual bolita arrabalera, entre ciudades de medio paso de medio mundo, y entre a formar arte de una pléyade de periodistas  peleones, después de dejar atrás, más no abandonado, “…ese  Gijón que quiero que es un tesoro”.


el Xixón "grandón" !anda ya!como todo allí

Y sin quererlo retorne un día en busca de ese tesoro que es el amor. Curiosamente en brazos de una compañera catalana que residía ese tiempo en una calle emblemática del Gijón de siempre: Marqués de Casa Valdés. Se llama Dolor Sans y allí en esa casa, mi corazón turbado por la emoción, resonó de nuevo con más fuerza que en toda mi vida. Nos enamoramos y vivimos un hermoso romance en noches de pubs de esa zona que no olvido.

"donde surge el amor con las chavalinas"
Gijón sigue estando presente cada mañana, en cada conversación. Allí que aquí tengo muchos amigos y compañeros de ideología y sigo cada jornada lo publica
el periódico local,  pero de proyección regional El Comercio, emblema de una ciudad, siempre mariñána, al tanto de lo que aquí se produce.
Un día conocí al que fue su director Francisco Carantoña un ilustre personaje que era periodista y sabía de casi todo.
Esta primavera pasada estuve en la ciudad capital de la sidra y del pescado y marisco, degustando uno de sus platos favoritos en Casa Ataulfo, donde soy: uno más. 

Foto de Casa Ataulfo
en esto si que somos los mejores ¿eh Ataulfo?
 
Gijón me atrae y no tengan en duda que allí estaré en el postrer aliento.
En realidad este  cronicón de “Velino al día” da para un libro y extenso, más no quería dejar de lado el elaborar este apunte como homenaje a una ciudad con la crecí en experiencia y amigos. 


vida de barrio y "carrizos" eso ye "Cimavilla"

Desde aquel Carrizo que tocaba boleros como luego nunca más vi mejorados, Gerardo y Mari y Jerónimo Granda, que fue el mejor trío conocido, el dúo Costa Verde, el croner local más conocido en la ciudad Miguel Escalada, esos Brios que marcaron una leyenda en el rock and roll, eso por decir solo unos pocos, porque Gijón está pariendo a diario nuevos músicos, cantores y políticos y empresarios.
 
 los mejores ye,yes

Desde esta atalaya de “Velino al día” os observo día a día, no estáis olvidados ni lo estaréis ¡jamás! y sigo lo que pasa en esa villa que es ciudad a diario.
Si algún día me pierdo no me busquéis en el Paris que tanto conocí, ni en Londres… ni en Madrid: hacerlo en Gijón en una tranquila mañana de primavera pegau al mar y entonando entre labios el  himno local “…no te dejaré nunca Gijón del alma”  
 

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