viernes, 17 de enero de 2014

LEÑA DEL ARBOL CAIDO



“Un árbol sin ramas ni frutos”

Los hijos de la transición política, ocultan sus vergüenzas

Escribiremos ahora de un árbol genealógico y sus distintas ramas, plantao cuando el Dictador estaba en sus últimos estertores. No de un árbol cualquiera ¿de quien o de que comentará hoy muchacho?” dice mi interlocutor Jorge Luis Borges.
 Máster; de la izquierda asturiana en su conjunto, de aquellos jóvenes que crecieron y vivieron en el mismo árbol, más sin cañas desgajadas por el viento y los acontecimientos en esta región.
“Ah ¿de los montoneros?”.
 Bueno si, a su manera.
“Acá, ya sabe también tuvimos”.


 
Aquellos si repartían leña del árbol bien plantao

Si pero ustedes-ellos- optaron por la violencia injustificada que dio paso a una dictadura militar de los “milicos” por cierto usted anda en una foto con los represores que no se yo.
“Pura propaganda muchacho que me entrevisté varias veces con las madres de la Plaza de Mayo, a Bonafini y esas y apoyé sus marchas hasta la Casa Rosada”
No estos otros “montoneros” pasaron a vivir de lo que daba la democracia. Y se hicieron con los sindicatos que fueron financiados.
Unos en la cara sur del tronco, los otros en el lado contrario. Pero en la misma planta.
Los del norte, llamados comunistas adoptaron nombres en diminutivo, “Rivi, Triqui, Tini y sus etcéteras y  siguiendo la línea de aquellos indómitos luchadores del monte, quienes queriendo pasar desapercibidos del ojo avizor del tal Comisario, Claudio Ramos, se pusieron apodos más en consonancia con aquellos, que  al parecer de nada les valió.
Este se las sabía todas

De esas ramas algunas se desprendieron del tronco central y se pasaron del Norte al sur y viceversa. “¿equivocados?”
Puede que no, acaso como aquella Paloma de Alberti que “por ir al norte se fue al sur” porque “creyó que el trigo era el agua” y según el vate: “se equivocaba”.
El PCA cuando salía de las cavernas de Perlora

Los que se vinieron al amparo del tirón  “felipista” surgieron de aquella asamblea de Perlora, en esa falacia de: “si sigue esti aquí yo marcho” y  este no era otro que Gerardo Iglesias, un rapaz minerote profesión, natural del pueblo de la Cerezal,  quien salió en ganador y llegó a Secretario General del PCE del que una ramita vino en crecer en el PCA, acróstico más casero y de larga tradición.
Aquel Gerardo Iglesias, hoy metido en la literatura biográfica, devino en “Follardin” apelativo extraído de los de mal proceder, muchos  de entre sus filas, pero dejó páginas gloriosas en aquella Voz de Asturias de mis recuerdos y comienzo.

El lo ha sido casi todo en la lucha y la transición. Gerardo Iglesias, ahora escritor de éxito

Ahora, recopila a los nombres que son hombres del monte “los fugaos” con muchas fotos entre las que falta la de mi papá.
“¿No me diga muchacho que su papá fue de esa panda de bandoleros?”
No master, el viejo fue policía fiel a la republica y cuando entraron en esta región las huestes de la Falange y del Caudillo con sus moros, quiso huir por mar, pero mamá se negó a embarcar hacia Buenos Aires y después de mucha cárcel y desengaños, nací yo.
“Mire usted en la Boca habría sido un buen tanguero, ya lo es ahora, acaso esas cosas que el destino nos depara”
No pudo ser maestro, más le encontré a usted perdido en un anaquel de biblioteca.
“¿Y que queda de esos indómitos muchachos?”
Estos tres manejaron el poder a su antojo. Que veinte años no fueron nada

Pues por ahí andan. Alguno llegó hasta Ministro, otros a Consejeros y la mayoría a millonarios.
“¿No me diga? Eso acá no pasa. Aunque algún montonero llegó al narcotráfico. De ahí no pasan”.
Que yo sepa aquí no.
Pues uno de ellos que llegó a Presidente bueno de esta comunidad pequeñita como menor que su barrio de Palermo, en extensión geográfica no, en habitantes. El hombre que procedía de familia de “milicos” -su padre había sido Guardia Civil- trepó hasta lo más alto.
Yo le tengo estima maestro, porque a su manera quería lo mejor para nosotros, más le perdió su megalomanía y ahora recuesta sus posaderas en el Senado de la Nación.
“¿Le conozco?”
No porque usted ya se iba para ese otro mundo, cuando visitamos Buenos Aires. De aquella el andaba gestionando las televisiones que le gustan muchos esas cosas y poniendo la primera piedra de un monumentos a la cultura, pa que vea que no todo era amasar fortuna. Lo llamó “Centro Niemeyer” en homenaje al arquitecto  carioca del mismo nombre que diseñó el proyecto.
“Le conocí una noche en Copacabana. Era ingenio de los estilos”.
Si master Borges, el mismo.
El veterano arquitecto lo dejó bien plantao, pero...

Cuando iba aponer en marcha este proyecto suntuoso me dijo: “Mira Velino esto venia bien para ti”.Porque, ya le digo nos profesamos amistad, que digo, aprecio. En mi lugar, cruel destino el mío maestro, colocó a un joven con la cara llena de pústulas que venía con una amplia agenda y poliglota, un joven  llamado Natalio Grueso, vea que nombres y la cosa salió de otra vuelta y el muchacho hubo de irse a Madrid reclamado por la señora Botella.
“Me suena la señora”.
El actor ha acudido a Avilés por sorpresa para conocer la obra de construcción del Centro Cultural Oscar Niemeyer por el que ha mostrado un alto interés
Lo más fashion del mundo mundial revisaron las obras y no se les vio más-Brad Pitt in person

Bueno usted la conoció siendo partenaire del señor Aznar que fue presidente de este país. Ahora es la alcaldesa de Madrid. Se lo llevó una botella y dejo facturas varias y ahora han nombrado una Comisión Parlamentaria para investigar, tanta factura suntuosa que firmaba el subsodicho.
“¿Qué lo van a empapelar vamos?”.
De eso no hay certeza maestro, pero la cosa tiene miga porque la derecha quiere meterle el diente a este asunto.
“¿y a usted no le invitaron a cantar en ese lugar?”
Maestro dicen que soy un aldeano porque según se sabe allí vinieron los “Grandes” de la escena y la canción, un tal Brad Pitt, y cantaores de primera fila.
“Un poco aldeanos si me parecen ustedes, como los de la Pampa que querían prohibir mis libros desde aquí hasta Tucumán. Y ¿de aquellos muchachos procedentes de la las ramas del árbol caído, que queda?”
Apenas nada solo siguen enriqueciéndose y el pueblo aquí como allá pidiendo explicaciones, pero el dinero evadido no aparece, que antes de llegar adonde llegaron se hicieron cargo de la banca pública y…si te vi, ni me acuerdo.
“Pero a alguna conclusión llegara esa comisión”.
Eh aquí, los que investigan que pasó en el Niemeyer

Acaba de empezar, más mucho me temo que no. Las cosas que nunca tienen sentencia antes, han de pasar antes por una comisión parlamentaria que se reduce a muchas cenas y comidas y todos tan amigos y contentos de haberse conocido.
“¿Cómo el corralito y la ley de obediencia debida y punto justicia final de acá?”
Me temo que si, Maestro.
“Le digo: Coja los bártulos y váyase, cuanto más lejos mejor, que esa tierra no es para usted. O refúgiese en la literatura, el periodismo crítico o una opción más radical: péguese un tiro.
Esta tarde encenderé la cocina de mis versos con las ramas secas de aquel árbol donde un día se despojo de sus ramas y no volverán a nacer.
Polvo somos y en polvo nos convertiremos. Que razón tenía quien un día pronuncio esta frase. 




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